viernes, 5 de abril de 2019

Nostalgia


Las estaciones de trenes me traen nostalgias de mi niñez.
Recordar esos viajes a Tucuman, donde en cada estación se generaba mucha emoción. Los tres pitidos del tren dando el saludo a la llegada, las campanadas que devolvía el jefe de estación.
Mezcla de jubilo, tristeza, esperanzas y realidades.
La estación siempre estaba llena, todo el pueblo se reunía ante el jubilo de la gente que iba para recibir al familiar o amigo que volvía al pago, la tristeza de la gente que iba a despedir al ser querido que iba en busca de nuevos horizontes, La esperanza de las vendedoras de bollo, chipa, y panes calientes con sus canastos en la cabeza y sus polleras anchas con bolados. Los vendedores de café, te lo servían en un jarro de chapa que ya tenia varias reparaciones (generalmente con alambre) y recuerdo que vos terminabas el café caliente y le devolvías el jarro, tiraban la sobra, lo llenaban nuevamente y le daban café a otro.
El jefe de la estación con su traje negro y sombrero, silbato en la mano a quien todos respetaban, por el simple echo que a la autoridad se la respetaba, pero que no creo que en ningún momento hubiese tenido que ejercerla.
Por ultimo recuerdo a los changuitos, que pasaban con el cajón y los cepillos para lustrar los zapatos, momentos inolvidables cuando terminábamos todos jugando a las bolillas en la tierra.
No se si les paso lo mismo a los que viajaron en tren, pero yo era muy feliz y me daba cuanta de eso, porque cuando el tren tocaba nuevamente los 3 pitidos de despedida, nos saludábamos todos y siempre existía el "Dios los Bendiga", subíamos al tren y comenzaba el camino me ponía triste.
A veces me pregunto ¿qué habrá sido de la vida de toda esa gente?. Yo lo único que se es que siempre los recuerdo con mucho respeto.

#estacionesdetren
www.flickr.com/photos/mario_gini/albums/72157650888618301


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