Y bue, todo lo bueno llega al final, va, lo malo también.
Pero la vuelta de las vacaciones es muy traumatica y estresante.
Ir entrando nuevamente a la ciudad con una fila infinita de autos por delante me lleva a pensar en la rutina que me va a tocar durante todo el año de lunes a viernes..
Encima, cuando llego al departamento e intento abrir la puerta noto que se atasca y tengo que realizar una presión extra para abrirla. Pienso, se hincho la madera, pero no, la macabra imagen corresponde a la cantidad de sobres con impuestos que el malevolo encargado fue pasando por debajo de la puerta.
La luz, gas, teléfono, celular, cable, expensas, tarjeta, patente, ABL.
Mientras me quedo sentado abriendo cada uno de los sobres sobre la mesa y pensando en vender un órgano para pagar todo, aparece Martita y me dice "que te parece si le digo a mama que venga a pasar unos días con nosotros antes que los chicos empiecen el colegio".
En ese momento, dejo de pensar en vender un órgano y pido a gritos que me hagan la eutanasia.
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